Te quitas el pantalón y caminas flotado cerca de él... le miras de vez en vez: quieres provocarlo.
Que se levante de la cama: te abrace y te bese la nuca.
Que te tome sorpresivamente y te tumbe en la cama. Que te arranque las ropitas y te haga suyo.
Que se limpie el sudor y entre jadeos te diga
qué tal tu día o un te quiero.
Aún estás esperando a que despierte de su sueño finito.
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